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miércoles, 2 de febrero de 2011

LA NO RESPUESTA 2

PSICOGRAFÍAS


Muchas personas, apoyando un lápiz en un papel, bien liso para facilitar el movimiento, tras un espacio de diez o quince minutos inmóviles y concentrados, sentirán una expresión extraña en el brazo y manos inertes.
Comenzarán entonces a sentir impulsos desordenados, produciéndose trazos caprichosos en el papel. Después se formarán letras y, tras cierto entrenamiento, palabras cada día más legibles. Pasando el tiempo, las personas más propensas a este peligroso automatismo y escisión de la personalidad podrán escribir inconscientemente y a velocidad febril páginas enteras.

Lo que con entrenamiento muchas personas pueden conseguir, algunas lo adquieren enseguida sin o con poquísimo entrenamiento aunque, con el ejercicio, la psicografía puede desenvolverse hasta límites insospechados.
Así como hay psicografía o escritura automática, hay también dibujos, escultura, composición y ejecución de música, danza, etc., totalmente inconscientes.
El operario Agustín Lesage fue un excelente pintor, sin haber estudiado pintura jamás. La señorita Helena Smith dibujaba, en trance, extraños paisajes que ella decía eran de Marte. En sueño hipnótico inducido por Emile Magin, la joven Magdalena ejecutaba danzas de una incontestable belleza plástica. Yola Catera fue un destacado músico automático. Los ejemplos son innumerables.



AUTOMATISMO



En la psicografía o escritura automática debemos distinguir en principio tres aspectos: La escritura, lo escrito y el escritor o, en otras palabras, el acto de escribir, el contenido de lo escrito y el agente intelectual.
La escritura o acto de escribir, la acción “mecánica” de la escritura no es propiamente parapsicológica, por más maravillosa que pueda parecer la velocidad con que se escribe. Se puede escribir de derecha a izquierda invirtiendo las letras de forma que sólo mirándolas al espejo se puedan leer, imitándose perfectamente la letra de otra persona, etc. Todas estas maravillas no pasan de habilidades que en sí mismas nada tienen de propiamente parapsicológico. Son habilidades que hasta conscientemente pueden ser adquiridas y entrenadas.

El psicógrafo escribe “automáticamente”. Cuando un pianista ejecuta con brillantez una sonata difícil, es evidente que no está conscientemente transmitiendo a cada uno de los dedos de las dos manos las instrucciones precisas acerca de las teclas que deben ser presionadas en aquella vertiginosa sucesión.

Se trata, evidentemente, como en otros muchos hábitos, de automatismo, en mayor o menor grado, debido a la actividad inconsciente subliminal.
Estos automatismos, verdadera ostentación de memoria, agilidad, comando, precisión, etc., del inconsciente pueden orientar a los supersticiosos que quedan sorprendidos por las habilidades externas del psicógrafo. Como el pianista, el psicógrafo no se ocupa conscientemente de lo que su mano hace. El autómata oye las conversaciones de las personas presentes o habla de otra cosa... Es fenómeno “simple” que pertenece a la psicología ordinaria, no directamente a la parapsicología.




INCONSCIENTE

La psicografía, para ser verdadera, y no un truco más o menos irresponsable, tiene que surgir del inconsciente. El psicógrafo escribe sin saber lo que escribe, “automáticamente”. Puede darse cuenta de qué está escribiendo, pero no de lo que está escribiendo. El consciente del psicógrafo no asiste a la experiencia más íntimamente que las personas presentes.
Grasset hace propia las consideraciones de Pierre Janet, que también cita las experiencias de Myers con respecto a psicógrafos que no consiguieron releer lo que ellos mismos escribieron, o que se equivocan en la lectura, teniendo entonces que pedir a los espíritus de los muertos que escriban más legiblemente...

Siendo escritura inconsciente, es imposible que psicógrafo se acuerde de lo que escribió. O entonces es truco. Pero esto no quiere decir que el inconsciente no se acuerde de lo que inconscientemente se escribió. El psicógrafo en estado normal no recuerda conscientemente nada de lo que psicografió, pero en cualquier otra situación de inconsciencia (sueño, hipnosis, trance, otra psicografía, etc.) puede aparecer el recuerdo que parecía estar totalmente ausente del cerebro.
La inconsciencia de la psicografía, sólo prueba eso, que es inconsciente.
El término automatismo, escritura automática, destaca precisamente este aspecto, se tarta del resultado de una creación espontánea en la que el inconsciente no interviene.





EL CONTENIDO


Así como la “mecánica” y la inconsciencia de la escritura automática no pasa de un fenómeno simplemente psicológico, de la misma manera el contenido de la psicografía, generalmente, sólo en forma indirecta pertenece a la parapsicología. La regla general es que el psicógrafo no manifiesta más que conocimientos normales, archivados en su inconsciente.
Una persona no recordaba absolutamente nada de lo que le había sido dicho durante el estado hipnótico profundo. Posteriormente, escribió inconscientemente todo lo que le había sido dicho por el médico durante el estado hipnótico. Al mismo tiempo que escribía, este psicógrafo leía, completamente despierto, un libro de historia sin tener conciencia ninguna de lo que la mano estaba escribiendo.
Casos como éste prueban suficientemente no sólo que el inconsciente archiva todo lo que le es dicho durante el trance a pesar de la amnesia consciente, sino también que es el inconsciente el que dirige la mano y manifiesta los conocimientos en él archivados.
Naturalmente que los datos archivados en el inconsciente generalmente surgen de éste modificados, como es típico en las manifestaciones del inconsciente.




CONTENIDO PARAPSICOLÓGICO
Aunque generalmente el psicógrafo sólo manifiesta elaboraciones de su inconsciente a partir de datos captados normalmente en el ambiente, en las lecturas, etc., excepcionalmente puede aparecer algún dato captado por vía parapsicológica.
Hay excepciones, raras relativamente, pero absolutamente numerosas, dada la enorme cantidad de personas que con la práctica de la psicografía vienen desequilibrándose cada vez más y liberando con frecuencia creciente las facultades parapsicológicas.
Entre los ejemplos más notables, se encuentra el de la Sra. Curran.

La Sra. P. L. Curran, de Saint Louis, psicografió cuentos, novelas, poesías, etc., en gran cantidad. A algunas de estas obras psicografiadas se les ha atribuido valor literario.
La médium había abandonado sus estudios a los catorce años. Llegó a psicografiar a una velocidad extraordinaria, no se corregía nunca y daba prueba de vastos conocimientos de historia.

Lo más curioso en la Sra. Curran es que en sus escritos no usaba la lengua actual, sino la del siglo XVII, época en que habría vivido Patience Worth, a cuyo espíritu la Sra. Curran atribuía sus psicografías. No aparece ninguno de los neologismos introducidos posteriormente y contiene un porcentaje de palabras anglosajonas mucho más elevado que el que se encuentra en los escritores ingleses actuales, hecho que corresponde a la lengua empleada en el siglo XVII.


















UN MICROCHIP EN EL CRÁNEO DE NAPOLEÓN BONAPARTE

Científicos que han examinado los restos de Napoleón Bonaparte admiten que están "profundamente sorprendidos" por el descubrimiento de un microchip incrustado en el cráneo de un centímetro de largo.
Dicen que el misterioso objeto podría ser un implante extraterrestre, lo que sugiere que el emperador francés fue una vez secuestrado por un OVNI.
"Las posibles ramificaciones de este descubrimiento son demasiado grandes para comprender" declaró el Dr. André Dubois, quien hizo la revelación sorprendente en una revista médica francesa.
Hasta ahora, todo indica que los que han sido víctimas de secuestros extraterrestres son personas corrientes que no desempeñan ningún papel en los acontecimientos mundiales.
"Ahora tenemos evidencia convincente de que los extraterrestres hayan actuado en el pasado para influir en la historia humana, y pueden seguir haciéndolo."
El Dr. Dubois hizo el sorprendente hallazgo al estudiar el esqueleto exhumado de Napoleón, bajo un presupuesto de trabajo de 140.000 dolares del gobierno francés.




"Yo esperaba determinar si sufrió de un trastorno de la hipófisis que contribuyera a su pequeña estatura", explicó.
"...el objeto era una especie de microchip super-avanzado."

Pero en su lugar lo que el investigador encontró fué algo mucho más extraordinario: "Al examinar el interior del cráneo, mi mano rozó a través de una pequeña protuberancia."
Entonces miró el área bajo la lupa y se sorprendió al encontrar que el objeto era una especie de microchip super-avanzado.
Desde el punto de crecimiento del hueso alrededor del chip, el experto considera que se implantó cuando Bonaparte era joven.
"Napoleón desapareció de la vista durante un período de varios días en julio de 1794, cuando
tenía 25 años. Posteriormente declaró que había estado preso durante el golpe de estado Themidorian, pero no hay registros de que el arresto exista. Yo creo que es cuando se
produjo el secuestro".
Desde ese momento, el ascenso de Napoleón fue meteórico. Al año siguiente, había sido puesto a cargo del ejército francés en Italia. En 1804, después de una serie de victorias sorprendentes, el diminuto tamaño general se coronó emperador de Francia y su imperio pronto se amplió para incluir lo que hoy es Alemania y Austria, así como Suiza, Italia y Dinamarca.
"Napoleón utilizó estrategias militares, más de un centenar de años por delante de su tiempo", dijo el doctor Dubois. "Tal vez el implante de alguna manera mejoró sus habilidades."
En el momento de su derrota ante los ingleses en Waterloo, en 1815, Napoleón había alterado la faz de Europa.

"Lo que la historia de Occidente habría sido si los extraterrestress no hubieran intervenido, sólo podemos imaginarlo", observó el Dr. Dubois. "Por lo tanto no podemos saber si se actuó para ayudar a la humanidad o hacernos daño."











FENOMENOLOGÍA PARANORMAL


Muchas veces nos hemos encontrado ante situaciones y experiencias que escapan a una explicación racional y lógica. Estas experiencias entre las que encontramos entre muchas el contacto visual o sensitivo con seres de otras dimensiones o planos, el contacto telepático, vivencias precognitivas, y una gran gama de fenómenos denominados paranormales o sobrenaturales, suelen afectar al que las vivencia en el aspecto psíquico y emocional.
Es, en esos momentos en que buscamos ayuda, y nos encontramos con que nadie nos cree o comprende, tratando simplemente de justificar nuestras sensaciones.
Sabemos que siempre hay una causa para que alguien pase por estas situaciones, y que encontrando el significado de la misma, lo irracional se vuelve racional, y lo ilógico se transforma en lógico.
También están las personas que poseen un “sexto sentido” expandido, sobre el cual no tienen ningún tipo de control, no pudiendo de esa manera sacar todo el provecho de esa capacidad.

Acompañamos en esta problemática ayudando a resolver y/o controlar dicha fenomenología














DÉJA VU

Déjà vu (/de?a vy/, en francés ‘ya visto’) o paramnesia es la experiencia de sentir que se ha sido testigo o se ha experimentado previamente una situación nueva. Este término fue acuñado por el investigador psíquico francés Émile Boirac (1851-1917) en su libro L'Avenir des sciences psychiques (‘El futuro de las ciencias psíquicas’), basado en un ensayo que escribió mientras estudiaba en la Universidad de Chicago.



Generalidades
La experiencia del déjà vu suele ir acompañada por una convincente sensación de familiaridad y también por una sensación de «sobrecogimiento», «extrañeza» o «rareza». La experiencia «previa» es con frecuencia atribuida a un sueño, aunque en algunos casos se da una firme sensación de que la experiencia «ocurrió auténticamente» en el pasado.
La experiencia de déjà vu parece ser muy común. En estudios formales, el 60% o más de la población afirma haberla experimentado al menos una vez.1 También se encuentran referencias a la experiencia de déjà vu en literatura del pasado, lo que indica que no es un fenómeno nuevo. Ha sido extremadamente difícil invocar la experiencia del déjà vu en el laboratorio, por lo que se han realizado pocos estudios empíricos. Recientemente, los investigadores han hallado formas de recrear esta sensación usando hipnosis.

Investigación científica
En los últimos años el déjà vu ha sido sometido a seria investigación psicológica y neurofisiológica. Su explicación más plausible es que el déjà vu no es un acto de «precognición» o «profecía» sino más bien una anomalía de la memoria: la impresión de que una experiencia está «siendo recordada». Esta explicación se ve corroborada por el hecho de que en la mayoría de los casos la sensación de «recuerdo» en el momento es fuerte, pero las circunstancias de la experiencia «previa» (cuándo, dónde y cómo ésta ocurrió) resultan bastante inciertas. Asimismo, a medida que el tiempo pasa, los sujetos pueden exhibir un fuerte recuerdo de haber sufrido la «perturbadora» experiencia de déjà vu en sí misma, pero ningún recuerdo de los sucesos o circunstancias específicas que estaban «rememorando» cuando tuvieron dicha experiencia. En particular, puede ser el resultado de un solapamiento entre los sistemas neurológicos responsables de la memoria a corto plazo (sucesos que se perciben como pertenecientes al presente) y los responsables de la memoria a largo plazo (sucesos que se perciben como pertenecientes al pasado). Muchos teóricos creen que la anomalía de la memoria sucede cuando la mente consciente tiene un ligero retraso en la recepción de las entradas perceptivas. En otras palabras, la mente inconsciente percibe el entorno antes que la mente consciente. Esto provoca que la propia consciencia perciba algo que ya está en la memoria, incluso a pesar de que lo esté sólo un instante de diferencia con la percepción.


Investigación parapsicológica
El déjà vu se asocia con la precognición, la clarividencia o las percepciones extrasensoriales, y se lo cita frecuentemente como evidencia de aptitudes «psíquicas» en la población en general. Explicaciones no científicas atribuyen la experiencia a la profecía, las visiones (como las recibidas en sueños) o recuerdos de una vida anterior.

Sueños
Sostienen algunos que el déjà vu es la memoria de los sueños. Aunque la mayoría de sueños nunca son recordados, una persona que duerme puede presentar un gran despliegue de actividad en zonas cerebrales relacionadas con el proceso de la memoria de largo plazo. Se ha especulado que los sueños "leen" directamente de la memoria de largo plazo, soslayando la memoria a corto plazo.
En este caso, el déjà vu pudiera ser una memoria de sueños olvidados con elementos comunes a la experiencia que se vive en el estado de vigilia. El deja vu, se da en los sueños muchas veces porque nuestro cerebro nos está informando de algo que piensa, pero no lo piensa conscientemente y simplemente nos advierte. También están generados los dejá vu por ideas que provienen del instinto ( por ejemplo en sueños durante la adolescencia hacemos el amor, lo cual a su vez es un aprendizaje para cuando llegue la ocasión) Cuando esa situación se presenta, porque las situaciones se suceden nuevamente en la vida muchas veces, estamos preparados porque están almacenadas en el recuerdo, aunque nunca hayan sucedido y sean solo una ideación subconsciente.























SINDROME DE ACCIÓN EXTERIOR (Trabajos)

El Síndrome de Acción Exterior es una entidad clínica parapsicológica caracterizada por la presencia en el sujeto de una vivencia o sensación de naturaleza más o menos intensa, que está actuando sobre él para influirlo o dañarlo.
El sujeto atribuye esta actividad a una fuerza externa, casi siempre personalizada y en la mayoría de los casos encarnada en alguna persona cercana al sujeto. Un familiar, un amigo o un rival pueden convertirse en el agente causal del ataque.

SEMIOLOGÍA
El período de inicio de este cuadro en su forma más usual, se manifiesta por cuatro signos esenciales:

.- miedo (generalmente de naturaleza ominosa)
.- insomnio (acompañado de rumiaciones)
.- sueños reiterativos (generalmente de contenidos traumáticos).- estado de expectativa (sensación de que algo malo va a ocurrir)

Declarado el cuadro de estado los elementos semiológicos patognomónicos se pueden resumir en una tríada sintomática:

a) Estado de exaltación: el sujeto se muestra exacerbado y susceptible, especialmente en tres áreas: exuberancia de las conductas, hipertimia e hiperestesias.
b) Vivencias de ataque: se constituye una idea prevalente de ser atacado, que abarca toda la persona y a todas las conductas del sujeto. Todas las manifestaciones del sujeto están ordenadas en función de esta idea prevalente, hacia la cual mantiene una creencia inconmovible.
c) Desarrollo en sector: la convicción del ataque como creencia abarca un sector de la realidad del sujeto en la cual penetra como una cuña. En este sentido el pensamiento se desenvuelve con orden, claridad y coherencia.

Las formas terminales de este cuadro generalmente pueden clasificarse en:

a) Desorganización psíquica profunda del sujeto, que puede conducirlo en algunos casos extremos al suicidio o la parálisis psíquica.
b) Cronificación del cuadro, en donde el sujeto mantiene durante años esta vivencia de la que hace leit-motiv de su vida.
c) Remisión y eliminación del cuadro.

FORMAS CLÍNICAS
De manera general pueden ordenarse las formas clínicas en las cuales este síndrome se manifiesta en cuatro grandes variedades cada una con sus diferentes matices semiológicos. En el cuadro siguiente presentamos esta clasificación:

CONCEPTO
Nos encontramos con este cuadro clínico cuando una fuerza exterior y extraña al sujeto dirige sus pensamientos, orienta sus sentimientos y domina sus actos, todo esto con plena conciencia.
De manera general el sujeto siente estar sometido a una serie de comunicaciones o de “guía del pensamiento” que se le impone, así como la convicción de que le es adivinado lo que piensa.

SEMIOLOGÍA
Se trata de una vivencia intensa en donde el sujeto manifiesta su certeza de que alguien desde el exterior influye sobre él, dirigiendo sus actos y su ideación.
Por otra parte su voluntad se encuentra impedida para oponerse y se halla supeditada a una “voluntad” ajena. Este rasgo de heterodependencia, si bien es común a todo el síndrome, es particularmente intenso en este tipo clínico.
La influencia, expresada por varios métodos, se presenta como una forma de amenaza al YO, amenaza que pone en peligro su unidad, su estabilidad y su identidad.
Por contrapartida a esta influencia se desarrolla un sistema diferencial (autoreferencial) altamente estructurado en torno al rasgo central.
Es común que esta figura clínica, sea una fase inicial del cuadro Sensitivo de Relación, si bien puede funcionar como entidad independiente.
En su construcción predominan los mecanismos interpretativos de la realidad, y en los casos basados en procesos alucinatorios o intuitivos, el grado de gravedad del cuadro es significativo.













LA TELEPATÍA

Por más que la palabra telepatía se halla empleado generalmente en el sentido de la consciente y deliberada emisión, transmisión y recepción de ondas mentales o formas de pensamiento, abarca varios otros fenómenos, como la inconsciente transmisión y recepción de vibraciones mentales y emocionales.
En cada estado mental o emocional se manifiesta una energía vibratoria no sólo en los casos de profundo pensamiento o intensa emoción, sino en los ordinarios y al parecer insignificantes pensamientos y débiles emociones.
Mientras duran el pensamiento o la emoción emiten el encéfalos y los ganglios nerviosos radiaciones de energía mental o emocional que se difunden por el espacio en todas direcciones, como las ondas luminosas y eléctricas.
Los principales focos de dicha radiación son:
1.- El cerebro, el cerebelo y la médula oblongada.
2.- Los plexos o ganglios nerviosos.

Conviene recordar que aunque el sistema nervioso del hombre sólo es uno, funciona triplemente en las modalidades llamada por los fisiólogos: sistema cerebroespinal, sistema simpático y sistema vagal, cada uno de ellos con fibras de peculiar contextura, pero entrelazadas anatómicamente sin menoscabo de su independencia funcional.
El sistema cerebroespinal tiene a su cargo la recepción y transmisión de las emociones. Es el órgano de la mente que a su vez es del ego o verdadero hombre, por cuyo medio se pone en comunicación con el mundo exterior, y así pertenecen al sistema cerebroespinal los nervios sensorios o de los cinco sentidos del cuerpo físico. Por medio del sistema cerebroespinal se proyectan las imágenes del mundo objetivo, de que dimanan los pensamientos y las emociones.
El sistema simpático es el órgano9 de la subconciencia, de la vida vegetativa, y el propulsor del funcionamiento orgánico, y a este sistema pertenecen los nervios que no reciben ni transmiten sensaciones, pero que presiden la actividad de los órganos funcionales.
El sistema simpático recibe por choque y reflejo la influencia del cerebroespinal.
Así, aun cuando el nervio neumogástrico con su solidario el de Ción no reciban ni transmitan directamente las sensaciones motivadas por la percepción de los objetos exteriores, quedan afectados por los pensamientos y emociones que de dicha percepción derivan.
Cada plexo nervioso es a la par en el organismo humano, estación emisora y receptora de vibraciones.
Una persona que manifiesta viva excitación emocional propende a suscitar análogo estado en los centros nerviosos de otras personas que se hallen en favorables condiciones receptoras. Así se explica que sean contagiosas las emociones de ira, temor, entusiasmo, pánico, etc., y que cuando las vibraciones emanan de los centros nerviosos que rigen los órganos de reproducción, provocan una violenta excitación sexual.
El sistema simpático del organismo humano contiene varias estaciones receptoras de vibraciones emocionales que allí se transmutan en la emoción experimentada por quien las emitió.
Entre las estaciones receptoras de vibraciones mentales, debemos destacar a la glándula pineal, que consiste en una peculiar masa de sustancia nerviosa, encajada en el fondo del tercer ventrículo del cerebro, cerca de la mitad del cráneo y casi encima del extremo superior de la columna vertebral, frente al cerebelo. Su figura es parecida a la de la piña; pequeña, de color gris rojiza; su tamaño algo mayor de un guisante y contiene unas partículas de sustancia arenosa, que algunos llaman arenilla cerebral.
Los ocultistas saben que la glándula pineal con su peculiar ordenación histológica de neuronas y sus granitos de arenilla cerebral es el órgano físico de la telepatía.
Cuando las vibraciones mentales se ponen en contacto con el sistema nervioso del sujeto receptor provocan una peculiar vibración en la sustancia de la glándula pineal. Este es el primer paso para la transmutación de dichas vibraciones mentales en formas de pensamiento en la mente receptora.
Cada persona está constantemente rodeada de un aura constituida por las vibraciones mentales y emocionales que emanan de su personalidad, y cuyas vibraciones no se extienden más allá de unos cuantos centímetros del cuerpo físico, y por lo tanto sólo afectan a quienes se acercan.
Igualmente, cada grupo, reunión o masa de personas tiene su peculiar aura psíquica, constituida por la entremezcla de las auras de cada uno de los individuos que forman la colectividad, cuyo término medio de pensamientos, emociones, afectos y sentimientos representa.
Consideremos ahora otras modalidades de influencia telepática.
La telepatía directa es aquella en que más o menos conscientemente se dirige un pensamiento a determinada persona. Muchos casos se conocen en que un individuo piensa de pronto en otro, y al abocarse más tarde con este otro, oye de sus labios que intencionalmente pensó en él en el preciso instante en que al primero le acudió el pensamiento.
En algunos de estos casos es difícil determinar de cuál de los dos partió el pensamiento.
Muy a menudo estamos pensando en una persona cuando de pronto se nos presenta. También a veces cavilamos sobre un asunto y al encontrar a un amigo o conocido nos habla de lo mismo en que pensábamos. Estos ejemplos son tan frecuentes que basta con citarlos de paso.
Mayor intención y deliberado propósito se necesitan para que por nuestro deseo mentalmente emitido haga una persona tal o cual cosa; pero después sabemos que lo hizo al punto en que recibió las vibraciones de nuestro anheloso pensamiento.

EXPERIMENTACIÓN CIENTÍFICA
La telepatía, transferencia directa de pensamiento de una mente a otra, se conoce desde hace mucho tiempo. La telepatía ordinaria resulta frecuente entre los matrimonios, a muchos de los cuales se oye afirmar que cada uno sabe lo que va a decir su compañero, o terminar las frases e incluso las dicen antes que el otro comience a hablar. A esto se opone generalmente el argumento de que la familiaridad con la forma de hablar de una persona y con su estilo de pensamiento facilita el predecir lo que éste va a decir, por simple deducción a partir de la situación y de la reacción usual de la persona a situaciones similares. Además, la mayoría de nosotros nos mostramos repetitivos, tanto en el habla como en la conducta, y reaccionamos de nuestra manera habitual ante cuestiones y situaciones específicas.
J. B. Rhine, de la Universidad de Duke, decidió estudiar este fenómeno bajo condiciones en que ni el contenido emocional del mensaje, ni la deducción a partir de lo que se sabe del compañero telepático, ni la simple conjetura proporcionasen ninguna pista. Procedió a un gran número de pruebas, utilizando técnicas estadísticas muy sofisticadas, y llevó a cabo una serie de estudios que demostraron, al parecer, que la información conocida por una persona podía ser transmitida directamente a otra persona, sin recurrir a ninguna forma aparente de comunicación.
Para esto, separó a los experimentadores de los sujetos mediante una pantalla, o situándoles en habitaciones distintas, de manera que ni la expresión facial ni la postura influyesen. Hizo que el experimentador barajase un juego de cartas diseñadas especialmente, con símbolos sencillos: un círculo, una cruz, un cuadrado, una estrella y unas líneas onduladas (cartas zener). El experimentador tomaba una carta de la baraja, se concentraba sobre ella, y el sujeto “conjeturaba” a que “palo” pertenecía dicha carta, que no presentaba ningún contenido emocional. Además, no había posibilidad de que el sujeto la viese por descuido.

Los sujetos de Rhine “conjeturaban” el palo de la carta con una frecuencia tan significativa que incluso los científicos más opuestos a la telepatía no se permitieron ignorar este resultado. De hecho, dos de los sujetos llegaron a adivinar la carta elegida tantas veces que la probabilidad de que se debiese a la casualidad era de 1 sobre varios miles de millones. Parecía ser un caso de telepatía a corta distancia digno de crédito. Ni la forma en que Rhine efectuó sus experimentos ni sus estadísticas se prestaban a la crítica. En apariencia, había logrado la prueba objetiva de que existía la facultad de conocer lo que piensa otra persona. Sin embargo, a pesar de que no podían echar por tierra los experimentos de Rhine, la mayoría de los científicos se negaron a aceptar sus hallazgos, a causa de sus implicaciones. Pensar que alguien podía saber lo que ocurría en la mente de otra persona significaba una pesadilla para un investigador. E invalidarían todos los experimentos llevados a cabo hasta entonces en las ciencias sociales, y también muchos de os realizados en las ciencias físicas.
Ahora bien, Los experimentos de Rhine presentaban dos grandes dificultades. El alto número de respuestas correctas se reducía al cabo de un rato, y los resultados positivos se reducían bruscamente cuando el sujeto se cansaba o se aburría. Aunque muchas de las personas sometidas a prueba parecía poseer la facultad telepática, ésta menguaba con la repetición, repetición que se exigía como requisito natural del rigor científico. Ciertos científicos se apresuraron a tomar esto como la prueba de que el sujeto conocía algún medio de hacer trampa, pero que no se atrevía a utilizarlo cuando se procedía a un escrutinio adicional. En opinión de Rhine, los sujetos se limitaban a perder el interés en aquellos experimentos, tediosos cuando se prolongaban durante decenas de miles de repeticiones.
Rhine advirtió también que algunos sujetos que obtenían el éxito mostraban predilección por una carta determinada. Es decir, acertaban la mayoría de las cartas en una proporción superior a la achacable a la casualidad, pero adivinaban ciertas cartas específicas en una proporción aún mayor. Por ejemplo, si un sujeto lograba diez “aciertos”, no menos de siete correspondían a círculos. Esto sugería que intervenía en la cuestión un vínculo emocional con alguno de los símbolos, favoreciendo la comunicación telepática.


PSICOGRAFÍAS

Muchas personas, apoyando un lápiz en un papel, bien liso para facilitar el movimiento, tras un espacio de diez o quince minutos inmóviles y concentrados, sentirán una expresión extraña en el brazo y manos inertes.
Comenzarán entonces a sentir impulsos desordenados, produciéndose trazos caprichosos en el papel. Después se formarán letras y, tras cierto entrenamiento, palabras cada día más legibles. Pasando el tiempo, las personas más propensas a este peligroso automatismo y escisión de la personalidad podrán escribir inconscientemente y a velocidad febril páginas enteras.
Lo que con entrenamiento muchas personas pueden conseguir, algunas lo adquieren enseguida sin o con poquísimo entrenamiento aunque, con el ejercicio, la psicografía puede desenvolverse hasta límites insospechados.
Así como hay psicografía o escritura automática, hay también dibujos, escultura, composición y ejecución de música, danza, etc., totalmente inconscientes.
El operario Agustín Lesage fue un excelente pintor, sin haber estudiado pintura jamás. La señorita Helena Smith dibujaba, en trance, extraños paisajes que ella decía eran de Marte. En sueño hipnótico inducido por Emile Magin, la joven Magdalena ejecutaba danzas de una incontestable belleza plástica. Yola Catera fue un destacado músico automático. Los ejemplos son innumerables.


El psicógrafo escribe “automáticamente”. Cuando un pianista ejecuta con brillantez una sonata difícil, es evidente que no está conscientemente transmitiendo a cada uno de los dedos de las dos manos las instrucciones precisas acerca de las teclas que deben ser presionadas en aquella vertiginosa sucesión.
Se trata, evidentemente, como en otros muchos hábitos, de automatismo, en mayor o menor grado, debido a la actividad inconsciente subliminal.
Estos automatismos, verdadera ostentación de memoria, agilidad, comando, precisión, etc., del inconsciente pueden orientar a los supersticiosos que quedan sorprendidos por las habilidades externas del psicógrafo. Como el pianista, el psicógrafo no se ocupa conscientemente de lo que su mano hace. El autómata oye las conversaciones de las personas presentes o habla de otra cosa... Es fenómeno “simple” que pertenece a la psicología ordinaria, no directamente a la parapsicología.

INCONSCIENTE
La psicografía, para ser verdadera, y no un truco más o menos irresponsable, tiene que surgir del inconsciente. El psicógrafo escribe sin saber lo que escribe, “automáticamente”. Puede darse cuenta de qué está escribiendo, pero no de lo que está escribiendo. El consciente del psicógrafo no asiste a la experiencia más íntimamente que las personas presentes.
Grasset hace propia las consideraciones de Pierre Janet, que también cita las experiencias de Myers con respecto a psicógrafos que no consiguieron releer lo que ellos mismos escribieron, o que se equivocan en la lectura, teniendo entonces que pedir a los espíritus de los muertos que escriban más legiblemente...
Siendo escritura inconsciente, es imposible que psicógrafo se acuerde de lo que escribió. O entonces es truco. Pero esto no quiere decir que el inconsciente no se acuerde de lo que inconscientemente se escribió. El psicógrafo en estado normal no recuerda conscientemente nada de lo que psicografió, pero en cualquier otra situación de inconsciencia (sueño, hipnosis, trance, otra psicografía, etc.) puede aparecer el recuerdo que parecía estar totalmente ausente del cerebro.
La inconsciencia de la psicografía, sólo prueba eso, que es inconsciente.
El término automatismo, escritura automática, destaca precisamente este aspecto, se tarta del resultado de una creación espontánea en la que el inconsciente no interviene.

EL CONTENIDO
Así como la “mecánica” y la inconsciencia de la escritura automática no pasa de un fenómeno simplemente psicológico, de la misma manera el contenido de la psicografía, generalmente, sólo en forma indirecta pertenece a la parapsicología. La regla general es que el psicógrafo no manifiesta más que conocimientos normales, archivados en su inconsciente.
Una persona no recordaba absolutamente nada de lo que le había sido dicho durante el estado hipnótico profundo. Posteriormente, escribió inconscientemente todo lo que le había sido dicho por el médico durante el estado hipnótico. Al mismo tiempo que escribía, este psicógrafo leía, completamente despierto, un libro de historia sin tener conciencia ninguna de lo que la mano estaba escribiendo.
Casos como éste prueban suficientemente no sólo que el inconsciente archiva todo lo que le es dicho durante el trance a pesar de la amnesia consciente, sino también que es el inconsciente el que dirige la mano y manifiesta los conocimientos en él archivados.
Naturalmente que los datos archivados en el inconsciente generalmente surgen de éste modificados, como es típico en las manifestaciones del inconsciente.

CONTENIDO PARAPSICOLÓGICO
Aunque generalmente el psicógrafo sólo manifiesta elaboraciones de su inconsciente a partir de datos captados normalmente en el ambiente, en las lecturas, etc., excepcionalmente puede aparecer algún dato captado por vía parapsicológica.
Hay excepciones, raras relativamente, pero absolutamente numerosas, dada la enorme cantidad de personas que con la práctica de la psicografía vienen desequilibrándose cada vez más y liberando con frecuencia creciente las facultades parapsicológicas.
Entre los ejemplos más notables, se encuentra el de la Sra. Curran.
La Sra. P. L. Curran, de Saint Louis, psicografió cuentos, novelas, poesías, etc., en gran cantidad. A algunas de estas obras psicografiadas se les ha atribuido valor literario.
La médium había abandonado sus estudios a los catorce años. Llegó a psicografiar a una velocidad extraordinaria, no se corregía nunca y daba prueba de vastos conocimientos de historia.
Lo más curioso en la Sra. Curran es que en sus escritos no usaba la lengua actual, sino la del siglo XVII, época en que habría vivido Patience Worth, a cuyo espíritu la Sra. Curran atribuía sus psicografías. No aparece ninguno de los neologismos introducidos posteriormente y contiene un porcentaje de palabras anglosajonas mucho más elevado que el que se encuentra en los escritores ingleses actuales, hecho que corresponde a la lengua empleada en el siglo XVII.











LA POSESIÓN

Concepto.

El síndrome de “automatismo y disociación” es una entidad clínica parapsicológica, caracterizada por la presencia en el sujeto de una vivencia o convicción subjetiva por una parte, y por una manifestación objetiva, por otra, de que se ha producido un cambio en la personalidad.
Este cambio implica la emergencia de una nueva personalidad que sustituye, convive o alterna con la del sujeto, con conciencia o sin ella, con su asentimiento o su oposición, de modo transitorio o persistente.
Este síndrome que también puede llamarse prosopopesis, nombre que, sin referirse al síndrome en sí, usara René Sudre, puede resumirse en la aparición de un cambio brusco, espontáneo o provocado en la identidad de la personalidad, función que se encuentra afectada y en juego.
El origen de este cambio es atribuible a una fuerza de naturaleza psi. Cualquiera sea el motivo de este hecho, el mismo pone de relieve una ruptura en la continuidad de la estructura de la conciencia.






EL POLTERGEIST DE EINFIELD

Definición : Poltergeist es una combinación de dos palabras alemanas que significan “espíritu golpeador”, el término es comunmente utilizado para referirse a los fenómenos de fantasmas, a menudo destructores, que pueden encarnizarse contra un lugar o algunas personas. Los poltergeists constituyen solamente un 7 u 8 por ciento de todas las manifestaciones llamadas sico y que se relacionan con la parasicología, pero tienen la ventaja de que pueden ser estudiados debido a su duración.

En la ciudad inglesa de Enfield vivía en 1977 una familia de apellido Harper integrada por una madre separada y sus cuatro hijos: Rosa, de 13 años; Janet, de 11; Pedro, de 10, y Jimmy; de 7. La madrugada del 30 de agosto, las camas de Pedro y de Janet, que dormían en la misma habitación, comenzaron a moverse. Los niños comenzaron a gritar y la madre acudió inmediatamente en su ayuda. Los niños le contaron a su mamá que la cama de Jane había comenzado a moverse sola y la mamá creyendo que se trataba de una pesadilla, los calmó y los acompaño hasta que volvieron a dormirse.
La noche siguiente el suceso volvió a repetirse; Esta vez fue la Sra. Harper quien cómo la cómoda de la habitación de sus hijos se movía, desplazándose unos cincuenta centímetros. Intentó ponerla en su lugar pero a los pocos segundos, la cómoda volvió a correrse como si tuviera vida propia. La Sra. Harper acudió a sus vecinos, quienes constataron que se escuchaban golpes misteriosos, y luego llamó a la policía. Pero ésta no pudo hacer nada. A la mañana siguiente, casi a la misma hora, los juguetes de los niños fueron arrojados por el aire como por una mano invisible. Los vecinos llamaron a la prensa y los redactores del diario Daily Mirror se pusieron en contacto con la Sociedad de Investigación Psíquica, la que envió a uno de sus miembros, Mauricio Grosse, un renombrado ingeniero consultor. Unos días más tarde, Guy Playfair llegó a Enfield para ayudar a Grosse.










COMBUSTIÓN ESPONTÁNEA


¿Qué es la combustion humana espontánea?

La combustión humana espontánea es lo que le sucede a un humano al quemarse sin ninguna razón identificable o aparente de ignición.
La combustión humana puede resultar en simples quemaduras en la piel, humo o puede alcanzar a la completa incineración del cuerpo.
Existe mucha especulación y controversia sobre la combustión humana espontánea (CHE). No existe una causa exacta, pero muchas teorías han intentado explicar la existencia de la CHE y como ocurre. Una de las dos teorías más comunes dice que la combustión humana espontánea es originada por una combustión no espontánea de la ropa; mientras que la otra teoría afirma que se produce por una extraña descarga estática. Aunque matemáticamente se puede demostrar que el cuerpo humano contiene suficiente energía almacenada en la grasa para generar el fuego, en circunstancias normales no puede encenderse solo y mantener la llama.

Historia de la combustión humana espontánea


Mucha gente cree que la Combustión Humana Espontánea fue documentada por primera vez en la Biblia, pero hablando científicamente, estos dichos son muy antiguos y de segunda mano como para ser tenidos en cuenta como evidencia.
En los últimos 300 años ha habido más de 200 reportes de personas quemándose hasta la muerte sin una aparente razón.

La primera evidencia histórica de combustión humana aparece en 1673, cuando el francés Jonas Dupont publicó un libro denominado De Incendiis Corporis Humani Spontaneis, el cual era una colección de casos de combustión humana. Dupont se inspiró para escribir este libro luego de conocer el caso de Nicole Millet, en el cual un hombre fue acusado de la muerte de su esposa, quien falleció, según la corte, por “combustión espontánea”. Millet, una bebedora francés empedernida, fue encontrada en su cama reducida a cenizas, dejando sólo el cráneo y sus dedos en perfecta condición. Lo más sorprendente de todo es que la cama casi no sufrió daños.
El libro de Dupont creó un nuevo mito urbano y agitó la imaginación popular.


El 9 de Abril de 1744, Grace Pett, una alcohólica de Inglaterra fue encontrada en el suelo por su hija, quien describió lo que encontró como “un pedazo de madera consumido por el fuego, pero sin llamas”. Sorprendentemente, ninguna prenda estaba dañada.
En los 1800 hay bastante evidencia de escritores que nombran dramáticas escenas de muertes. Debido a que muchos escritores de esa época eran escritores de “penny dreadfuls”, algo parecido a las tiras cómicas, no fueron tomados en cuenta. Sin embargo, dos nombres importantes de la literatura de aquella época hablaron de la combustión humana espontánea, y la usaron como recurso para sus obras.
El primero de los autores fue el Capitán Marryat quien, en su novela “Jacob Faithful”, utilizó detalles de un reporte policial de Londres de 1832 para describir la muerte de la madre del protagonista.
Veinte años más tarde, en 1852, Charles Dickens utilizó a la combustión espontánea humana para asesinar al protagonista Krook, en su novela “Bleak House”. Krook era un alcohólico sin remedio, algo que concuerda con la creencia popular de que la combustión humana era causada por un alcoholismo extremo. Una vez publicada la novela, el filósofo y crítico George Lewes declaró que la combustión humana espontánea no era más que un invento y acusó a Dickens de alimentar un mito falso. Dickens le respondió a Lewes en el prefacio de la segunda edición de su trabajo, aclarando que él investigo el tema y que conocía más de 30 casos de combustión humana espontánea.
Los detalles de la muerte de Krook en la novela son muy similares a los de la muerte de la Princesa Cornelio de Bandi Cesenate. El otro caso del cual Dickens también extrajo detalles fue el de Nicole Millet, ocurrido 100 años antes.


En 1951, el caso de Mary Reeser recapturó el interés del público en la combustión humana espontánea. La señora Reeser, de 67 años, fue encontrada reducida a cenizas en su departamento, pero con el cráneo y un pie completamente intactos. Este evento fue el puntapié inicial para que se escribieran muchos libros sobre combustión humana espontánea, entre ellos el libro de Michael Harrinson, “Fire from heaven”, que se convirtió en un estándar en el tema.
El 18 de Mayo de 1957, Anna Martin, de 68 años, fue encontrada en su casa de Philadelphia totalmente incinerada, pero dejando intactos sus zapatos y una porción de tu torso. Los médicos forenses determinaron que las temperaturas debieron alcanzar los 2.000º C para causar ese daño en su cuerpo, pero increíblemente un periódico que estaba a treinta centímetros de distancia se encontraba en perfectas condiciones.
El 5 de Diciembre de 1966, las cenizas del Doctor Irving Bentley, de 92 años, fueron encontradas en Pennsylvania. Aparentemente, el cuerpo de Bentley se incendió mientras que estaba en el baño, dejando un agujero de 1 metro de diámetro en el piso y una pierna intacta. Nada de la pintura del baño fue afectada.
Por último, un sobreviviente de este fenómeno en 1944, Peter Jones, declaró no haber tenido sensación de calor ni había visto llamas, sólo humo. Tampoco sintió dolor.

Este es un tema que entra dentro de la clasificación de fenómeno paranormal todavía en estado de investigación. Son muchos los casos registrados como para dejarlo sin investigar

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