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martes, 30 de noviembre de 2010
HAGAKURE (El Camino del Samurai)
Su autor es Yamamoto Tsunetomo que tras más de treinta años sirviendo a su señor, se retiró a un templo budista, he influido por el budismo y el confucionismo, hizo una recopilación de este código de conducta no escrito en el que además se incluyen historias de personajes de la época. Sirvió como representación hacia el camino del guerrero: aceptación de la vida sabiendo morir en cada momento, el servicio fiel a su señor y códigos de conductas de estos ilustres combatientes.
Lo terminó de recopilar en el año 1716. Y dentro de este gran libro, podemos encontrar proverbios y fragmentos de cómo se pensaba y actuaba en el Japón de los siglos XVI-XVII.
He aquí unos fragmentos:
“El camino del Samurai reside en la muerte. Cuando hay que tomar una decisión crítica, sólo queda escoger en seguida la muerte.
La elección no es particularmente difícil; sólo se necesita tener valor y actuar.
Hay quien dice que morir sin haber alcanzado nuestros objetivos es morir como un perro, falacias de gentes frívolas, cuando estamos en una situación que debemos escoger entre vivir o morir no tiene importancia que hayamos alcanzado nuestros objetivos.”
“La vida es una sucesión de días, si el Samurai no piensa más que en lo que tiene que hacer ese día, será capaz de realizar cualquier acción. La labor de un solo día siempre se puede aguantar. Mañana no será más que un solo día.”
Hay que decir que lo códigos de conducta a los que se hace referencia en el libro, no vienen explícitamente, sino en historias de aquella época, como la siguiente que refleja, hasta que grado de lealtad se puede llegar a tener, entre un Samurai y su señor.
“El árbol genealógico del señor Soma con el título de Chiken marokashi, era el mejor de Japón. Una vez se declaró un incendio, y cuando su mansión ardía por los cuatro costados, el señor Soma dijo: no importan la casa ni los muebles, aunque se queme todo, son cosas que se pueden sustituir más adelante. Lo único que lamento es no haber podido salvar el árbol genealógico, que es un tesoro más preciado de nuestra familia. Uno de sus Samurais dijo: iré a sacarlo. El señor Soma y los demás se rieron, mas el señor dijo: la casa ya está envuelta en llamas. ¿Cómo podrás sacarlo?
Aquel hombre no había sido nunca hablador, ni había destacado por sus servicios, pero lo habían aceptado como asistente porque era hombre que hacía las cosas de principio a fin. Dijo entonces: No he prestado nunca grandes servicios a mi señor por lo descuidado que soy, pero he vivido con la determinación de que mi vida le resultase útil algún día. Parece que ha llegado ese día, y saltó a las llamas. Cuando se hubo apagado el incendio, dijo el señor: buscad sus restos, ¡Qué lástima! Lo buscaron por todas partes y el cadáver, quemado, apareció en el jardín contiguo a los dormitorios. Cuando lo movieron, le salió sangre del vientre. El hombre se había abierto el vientre para guardarse dentro el árbol genealógico envuelto en seda, que no había sufrido ningún desperfecto. Desde entonces, lo llamaron el árbol genealógico de la sangre.”
No se sabe si esta historia es totalmente cierta, pero valores como la lealtad, fidelidad y el respeto eran tomados con mucha más seriedad. Cosa que es una utopía en estos tiempos que corren.
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